Situada junto al antiguo Condado de Treviño, en un enclave perteneciente a la provincia de Burgos sito en el corazón de Álava. Se asienta en una eminencia del terreno, que es llano, con grandes extensiones de tierras labrantías, regadas por el río Zadorra, que cruza un elegante puente gótico en piedra.
La dedicación tradicional de sus habitantes ha sido la habitual en la región, es decir el cultivo de toda clase de cereales, viñas, legumbres y hortalizas, especialmente remolacha y patata. Pero también ha habido explotación de ganado vacuno, ovino y porcino, así como el cuidado de algunas aves, para la manutención ordinaria de los hogares.
Los yacimientos arqueológicos pertenecientes al primitivo poblado prerromano de Arganzón, documentado en el 871, se hallan diseminados bajo el casco urbano actual. Sin embargo, la actual villa es de fundación medieval, y se debe a la voluntad repobladora del Rey Don Alfonso VIII de Castilla, preocupado por asegurar el vado sobre el Zadorra y de defender el reino contra los navarros; así lo denotan también su nombre y la advocación de su templo parroquial primitivo.
La villa tuvo fuero propio desde el año de 1191, atribuido a aquel Rey castellano, aunque se sospecha que se copió de un fuero navarro anterior. El topónimo de la villa se refiere a su origen jurídico (Puebla) y al aludido poblado prerromano, cuyo nombre significaría en el antiguo vascuence (argai-tzun) “el que posee la luz” o bien “el que tiene la claridad”.
Desde la Edad Media, el siglo XIV, formó siempre parte de los extensos señoríos norteños de la poderosa familia de Velasco, más tarde Condestables de Castilla y Duques de Frías, a los que ha pertenecido hasta el fin del Régimen Señorial en 1811. La Puebla de Arganzón, pues, jamás formó parte del Condado de Treviño, del que es limítrofe.